Domingo de Ramos, 2.011; como cada año, desde hace ya muchos, me encuentro en la esquina del kiosco de Salike, preparado con mi Hermandad Rociera para recibir, junto a mi Junta de Gobierno, Hermanos y Hermanas, amigos y amigas, y el Banderín presidiendo, a la Cofradía de Ntro. Padre Jesús de la Salud.
Hace unos días me comentaba un amigo costalero del Señor de la Salud que su Capataz, Angel Onieva, quería pedirme algo; no pasaron ni dos días cuando nos encontramos en la puerta del Babilons y así fue, me pedía si podría tocarle al Señor la Saeta con la gaita y el tamboril rociero. ¡¡¡Y por supuesto que le dije que sí!!! Es más, mi respuesta real, al pie de la letra, fue: "Dalo por hecho".
Bueno, pues llegada la hora, siempre que vas a interpretar algo por primera vez en tu vida, como que el cuerpo se te cambia, empiezas a tener esa sensación de "madre mía, para que le habré dicho que sí le iba a tocar esto". El caso es que cuando vi al final de la calle Tárrago y Mateos la Cruz Guía de la Cofradía, allí se me empezó a poner una especie de cosquilleo en el estómago que yo ya no sabía como iba a salir la cosa.
Como no quiero enrollarme mucho, aquí os dejo el momento para que juzguéis vosotros mismos.
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