¡Que ya ha nacido!

Vayan por delante mis más sinceras felices fiestas de navidad que podáis tener todos aquellos que leéis este post en plena pandemia y pleno regocijo por la llegada de la vacuna, la cual todos esperamos que nos devuelva, como mínimo, a una normalidad, sea la que que sea, pero siempre, a una vida en la que podamos estrechar de nuevo nuestros abrazos, nuestras miradas acompañadas de nuestra más bella sonrisa y todo aquello que en definitiva nos hace ser más humanos.

Mientras escribo voy escuchando al tiempo el maravilloso oratorio de G. F. Haendel, Messiah HWV 56, pues el tiempo litúrgico así lo requiere, al menos yo tengo esa costumbre de acompañar mis momentos con la época que corresponda. Además, el realizar esta nueva entrada en mi blog (más que abandonado, ya lo sé) se debe en cierta medida a esto de la navidad pero también, a lo de después, a la semana santa, y más concretamente al libro de José Luis Martín Descalzo, "VIDA Y MISTERIO DE JESÚS DE NAZARET", el cual tenía empezado pero tan solo hasta el capítulo I y anoche, volví a cogerlo entre mis manos y pasear mis dedos por sus páginas. La verdad es que no se puede comparar ni por un sólo instante la sensación que a tus sentidos llega cuando tienes un verdadero libro a cuando abres el kindle. No hay más que decir al respecto.

Descubrí este libro durante unos cursillos que se desarrollaron en la Diócesis de Guadix, Baza y Huéscar, concretamente en los que se efectuaron en Baza, ya que es donde residimos Miriam y yo. El caos es que uno de los ponentes durante varios días, gran profesor y comunicador como es Fran, nos dio a conocer este ejemplar y no dudamos en hacernos con él.

Nada comenzar la introducción ya te genera todo tipo de inquietudes. Empieza con la cita de Marcos, 8, 27: Y vosotros, ¿quién decís que soy yo? Efectivamente, más de dos mil años han pasado y la historia aún no ha dado una respuesta que convenza a la humanidad completamente. Pero donde yo quiero detenerme es en algo que anoche pude leer antes de comenzar mi letargo nocturno, un párrafo al término de ese capítulo I que antes comentaba. Este es:

"Este era el mundo al que Jesús salía con la buena nueva en los labios. Había en él tierra llenas de pedregales de soberbia y riqueza; parcelas invadidas por las espinas de la violencia o por la cizaña de la hipocresía; campos que esperaban hambrientos la buena simiente. Cuando él comenzara a predicar, todos le rodearían: algunos con sus corazones abiertos, otros con zancadillas y cuchillos. Era la hora. El cordero iba subir al altar. El sembrador tenía ya la palma de la mano hundida en la semilla para comenzar la siembra. El mundo no era un campo aburrido ni glorioso: era un nudo en el que se entremezclaban esperanzas y pasiones, hambre y cólera, sed de Dios y violencia. Le esperaban, al mismo tiempo, el amor, la indiferencia, la hipocresía y los cuchillos. Era la hora."

Y ahora os contaré lo que me pasó a mí anoche mientras iba leyendo estas palabras de martín Descalzo.

Sin pensar, sin querer hacerlo, sin ni siquiera intentar hacer lo contrario, al tiempo que iba leyendo cada frase de ese párrafo, los verbos que aparecen sonaban en mi mente en tiempo presente, con una nitidez que me tenía fascinado, pues cuando volví a leerlo me di cuenta de lo actual de sus palabras. Para que podáis, si queréis, entenderme mejor, os lo transcribo y que cada cual juzgue a su modo de entender, o de creer.

"Este es el mundo al que Jesús sale con la buena nueva en los labios. Hay en él tierra llena de pedregales de soberbia y riqueza; parcelas invadidas por las espinas de la violencia o por la cizaña de la hipocresía; campos que esperan hambrientos la buena simiente. Cuando él comience a predicar, todos le rodearán: algunos con sus corazones abiertos, otros con zancadillas y cuchillos. Es la hora. El cordero va a subir al altar. El sembrador tiene ya la palma de la mano hundida en la semilla para comenzar la siembra. El mundo no es un campo aburrido ni glorioso: es un nudo en el que se entremezclan esperanzas y pasiones, hambre y cólera, sed de Dios y violencia. Le esperan, al mismo tiempo, el amor, la indiferencia, la hipocresía y los cuchillos. Es la hora."

No sé que pensaréis vosotros pero yo veo un reflejo enorme de la sociedad que le toco vivir a Jesús en la sociedad que actualmente nos rodea día tras día. Jesús nos trae cada año la alegría de su nacimiento mientras otros intentan ridiculizar e insultar este nacimiento. Soberbia diaria, riqueza que nos empobrece y así nos o ha demostrado esta pandemia. Violencia nacida de ideales políticos absurdos y sectaristas acompañados de la más fiel hipocresía política. Y mientras nosotros intentando recibir esa buena simiente, como bien dice Martín Descalzo, algunos con los corazones hambrientos y otros a cuchilladas, o más bien yo diría a lanzadas, omo suele suceder en nuestra semana de pasíón.

Yo me considero de esos que tienen un nudo en su mundo interior en el que se entremezclan esperanzas y pasiones, pero sobretodo, tengo sed de Dios.

Feliz Pascua a todos.